Aunque han pasado más de cuatro años desde el referéndum, Penny Shoebridge-McGeown, de New Forest, igual que muchos otros, aún no ha aceptado la decisión. Reconoce que fue un momento muy impactante, pues no pensó ni por un segundo que saldría el sí a favor de dejar la Unión Europea. Shoebridge-McGeown, que cursó estudios europeos en la universidad, visibiliza los sentimientos de otros tantos que se mueven entre la resignación de saber que ya no hay vuelta atrás y entre el rechazo a su propio país.
«Estoy increíblemente enfadada y molesta. Ya está hecho y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Quizá pueda intentar trabajar con gente para volver a la Unión Europea. Pero ahora mismo, toda mi energía se centra en dejar atrás este país porque ya no lo reconozco como mi hogar», explica Penny, con la voz ahogada por el cansancio. Su marido irlandés asiente. «Siempre he pensado en mí como europea. Me encanta la posibilidad de trabajar y vivir en cualquiera de los 27 países. Y eso me lo han quitado. Estoy resentida porque me han quitado esa libertad, así que es casi personal», añade la inglesa.
En el lado opuesto se encuentra Ryan Witchell, un joven de Manchester que votó a favor de dejar la Unión Europea. Witchell se muestra feliz con el resultado y cuenta que lo celebró el 31 de enero de 2020, fecha en la que Reino Unido salió oficialmente de la UE –y entro en vigor el periodo de transición–. Ahora está contento de que ambas partes hayan conseguido cerrar un acuerdo comercial a tiempo, reconoce que la pandemia sacó el Brexit fuera de la agenda durante unos meses, pero dice que el Gobierno ha sabido cumplir con lo pactado a pesar de «lo difícil que ha sido, en el sentido de la UE dejándonos ir. Creo que ellos querían hacerlo tan imposible como pudieran, así disuadirían a otras naciones de abandonar la Unión Europea».
Manifestación de la campaña «People’s vote» en Londres en favor de la celebración de un segundo referéndum del Brexit. EFE
El resultado del referéndum abrió una herida que partió en dos a la sociedad británica
Para muchos, el resultado del referéndum abrió una gran grieta en la sociedad británica –un 51.9% votó por salir de la Unión Europea, mientras que un 48.1% votó por quedarse– Aún hoy, a las puertas de que todo cambie, se respira una atmósfera de división. «Creo que es importante que la gente en España sepa la profundidad de los sentimientos sobre el Brexit. Que nuestro país está dividido en dos desde lo que pasó en 2016. (…) Que mucha gente en Reino Unido está profundamente disgustada», cuenta John Crowley desde Londres, que declara sentir una infinidad de sentimientos y emociones diferentes ante el Brexit.
Crowley añade que aún quedan cabos sueltos tras el acuerdo comercial y que precisamente la pandemia ha añadido mucha incertidumbre. Hasta ahora, la salida de Reino Unido había sido más palabra y papel, pero ahora el Brexit es real. «Las cosas que dábamos por sentadas en términos de libre movimiento y comercio cambiarán», señala. Aunque se muestra apenado por dejar la Unión Europea, se alegra de haber alcanzado un acuerdo comercial.
Margot Richardson, una mujer de avanzada edad, apoya sus palabras: «Creo que la gente necesita saber que no todos nos sentimos felices sobre el resultado. Creo que mucha gente en España y en otras partes de Europa ven que todos en Reino Unido piensan igual. Y no es el caso». «Tengo hijos y nietos. Ellos nacieron ciudadanos de la Unión Europea. ¿Te imaginas que te quitan tu ciudadanía europea? No hay nada que celebrar. Así que dile a la gente que no estamos bien aquí. El país está dividido».